sábado, 22 de febrero de 2014

MACHADO Y...

                                                     
“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi  juventud,  veinte años en tierra  de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero..."



La primera vez que escuché este poema, era una canción.
Sabía que existía Machado, me acuerdo de cuando niña en el colegio, de la página del libro Álvarez, donde se hablaba de él, con  un dibujo de su cara y unos  versos   “caminante no hay camino se hace camino al andar”… que yo no entendía,  porque  todavía había caminado poco.
  Aparte de eso  no volví a oír  más de él.
Hasta que  J.M. Serrat  lo puso música, y me lo sirvió en bandeja.  Hubo muchas voces  entendidas,  que criticaron mucho  aquél atrevimiento;  que había dejado  los versos del  gran poeta a la altura del betún, que a  Machado había que leerlo en los libros. Y a mí;   ignorante  inculta que aún  no lo había leído,  me  gustó, me gustaron los dos.  Con la música paladeaba  las palabras hasta  aprenderlas  de memoria,  el ritmo de la música no evitó  que  lo que decían   me  emocionaran  igual
Y  busqué un libro y me empapé  de más poemas que no estaban en el disco; había descubierto a Machado, y de la misma manera, después a Hernández.  Hoy  no sé si aquéllos que  entonces criticaron tanto aquél acontecimiento  seguirán pensando igual.
Serrat hoy está reconocido como músico y poeta, y en  alguna universidad  le nombraron "Honoris  Causa" en  reconocimiento a su obra, y también por dar a conocer la de otros más grandes que él,  yo también se lo agradezco.



Y me queda  la pregunta; qué diría Machado si escuchara sus poemas mezclados con ese arte mayor que también es la música.  Aunque eso ya da igual.

                                                         ... SERRAT

 Purificación.


Foto: L. Sanz
Imagen: Internet.
(Texto publicado por primera vez en el blog amigo TALAVAN TALAVAN CUENTA)

martes, 18 de febrero de 2014

Dudas por correo

    (Revisitado)

Hacía un buen rato que Dori observaba  el paquete que a media mañana  había llegado a casa con su nombre: Teodora Fernández Escribano, -lo decía bien clarito-pero ninguno  en el remitente.  Para observarlo  mejor se sentó separada de la mesa de la cocina  donde lo había dejado el repartidor, y moviendo la cabeza de un lado a otro se preguntaba,  por qué   tomarse  las molestias y no darse a conocer.
             ¿Querrían darle una sorpresa?
            Una sorpresa…  puede ser buena o mala -pensaba ella- de momento lo encontraba divertido, un paquete con el para: pero sin el de:
      Ignoraba el remitente clandestino que Dori,  no era curiosa. Que  podría estar mirándolo  horas, sin hacer nada al respecto. Que dejaría crecer sus dudas y a la vez  las   expectativas,  tantas cómo tiempo tardara en decidirse a abrirlo.  Tampoco sabía el emisor fantasma que era escéptica e indecisa de nacimiento, que hasta  sus amigas  le llamaban    “doña Mary-Dudas”  y según éllas,  demasiado tarde para  cambiar. 
         ¡¡ Si no lo abría!! -seguía pensando- dejaría la incógnita en el aire  como  ropa tendida  qué  sólo  el tiempo hará desparecer. Y buscarle  sitio  en el trastero sería igual a la  eternidad.




¡¡Y si lo abría!! Se arriesgaba a   no entender porqué o quién lo mandaba, suponiendo que  dentro hubiera alguna indicación.  
    Estaba en estas disquisiciones consigo misma, cuando un meteoro en forma de balón entró por  la puerta de la cocina y detrás  una pierna acompañada de lo restante del cuerpo de  Juanito José, su hijo pequeño. No fue ninguna casualidad,  el balón tenía que acertar en el paquete  por narices.  Lo dice la ley esa… “que si hay un objeto  frágil en un punto concreto y en cuatrocientos metros a la redonda hay un balón volando, le caerá encima”.
            Dori se mosqueó bastante por el susto,  y por que esas no son maneras de entrar en ningún sitio. Pero sobre todo, porque alguien había decidido por ella qué hacer con el “paquetito”.
            Al recogerlo del suelo  lo movió a dos manos como si fuera una maraca para asegurarse de si  el contenido se había hecho añicos. El sonido era revelador, contrariada comprobó que   ya no habría  sorpresa que darse,  y  el “suspense” creado mentalmente  sin siquiera darse cuenta, se esfumó. Mejor así.  Lo más práctico era terminar  de una vez  con la incertidumbre  que ella  solita estaba convirtiendo en un problema.
            Los ruidos eran lo más parecido a cristales rotos.
            ¡Vaya!, -se dijo con fastidio-, ahora habría que  decidir dónde tirar los restos huérfanos de remitente; al contenedor del cristal o al de los cartones.
            Con tanta  investigación y análisis, Dori,  olvidó pitar la suspensión del  partido, o expulsar a la caseta al certero goleador. Y antes de que pudiera reaccionar para dar la orden pertinente, su niño encajó otro pelotazo en el paquete y lo destripó.
       -¡Dos a cero!-  gritó  mirando a su madre  con un gesto de ganador agresivo un poco inquietante.
   Por el suelo quedaron los minúsculos trocitos  del  jarrón-bandeja-frutero o cosa imposible de reconocer, del envío  anónimo que se instaló hacía un rato como por arte de magia en la mesa de su cocina. De los trozos de  incertidumbre de una hora y media, de quizás, el objeto con que rellenar  ese  hueco del aparador que quedó vacío a consecuencia de un partido anterior.
            Al agacharse  para recoger  los restos  buscó  ávidamente algo que se pudiera leer. Sujeta en lo que parecía un asa  había  una etiqueta que decía: Made in Taiwán.
            -¡Bah!,  ni siquiera era un regalo con personalidad-.   
            Y no: no había  una tarjeta  que deshiciera el misterio,  y ahora  lo entendía. Quién se iba a hacer responsable de algo  así.
            Mientras bajaba a la basura lo que quedaba del estropicio, decidió  sin ningún titubeo, que la azotaina que se había ganado “Ronaldo”  José,   por los goles  en  propia puerta, de momento quedaba suspendida. Y hasta empezó a  considerar la posibilidad de llevar al chico a una escuela futbolera.

  Purificación.
Diseño: Internet

  Hoy 18 de febrero, este blog cumple dos años, sigo con la duda, tengo muchas, 
-como su nombre indica-,  si debo seguir. ¡Hay tantos y tan buenos!
Estoy muy agradecida  a todos los que me visitan y tienen la paciencia de leerme, y doblemente a los que además dejan un comentario. El año pasado tal día como hoy, mi entrada tenía almendros en flor, la primavera sí se adelantó.
Este año todavía no me he fijado, hace unos días que no estoy en casa por razones familiares, pero siempre hay un ratito perdido por ahí para pasar por aquí y cumplir.
Saludos a todos.   
Purificación.

viernes, 14 de febrero de 2014

El oficio más hermoso

Las Maestras de la República


En los recién entregados Premios Goya, el premio a la mejor película documental fue para "Maestras de la República," guión y dirección de Pilar Pérez Solano.


Maestras, Francheska. artelista

"Las Maestras Republicanas fueron unas mujeres valientes y comprometidas que participaron en la conquista de los derechos de las mujeres y en la modernización de la educación, basada en los principios de la escuela pública y demócrática..."






"Es natural que queráis saber, antes de empezar, quiénes somos y a qué venimos. No tengáis miedo. No vamos a pediros nada. Al contrario; venimos a daros de balde algunas cosas. Somos una escuela ambulante y que quiere ir de pueblo en pueblo. Pero una escuela ambulante donde no hay libros ni matrícula, donde no hay que aprender con lágrimas, donde no se pondrá a nadie de rrodillas, donde no se necesita hacer novillos. Porque el Gobierno de la República que nos envía, nos ha dicho que vengamos ante todo a las aldeas, a las más pobres, a las más abandonadas y que vengamos a enseñaros algo, algo de lo que no sabéis por estar siempre tan solos y tan lejos de donde lo aprenden y porque nadie, hasta ahora,ha venido a enseñároslo;pero que vengamos también, y lo primero, a divertiros. Y nosotros quisiéramos alegraros, divertiros casi tanto como os alegran y os divierten los cómicos y titiriteros..."

"Historia de una maestra" Josefina  R. Aldecoa 1990.
Novela escrita con un sencillo y magistral ritmo narrativo que nos transporta a los antecedentes de la Guerra Civil  y de la posterior dictadura franquista. 

Se pueden dar por aludidos todos los  Maestros, (hermosa palabra, y más hermoso oficio) que me visitan, a los que conozco y a los que no, y  que, por supuesto, dedico con mucho cariño y admiración.
Purificación.

miércoles, 5 de febrero de 2014

¡Oh! el poema 15

Temuco, Chile
Temuco, Chile

"Siempre me han preguntado cuál es la mujer de los  "Veinte poemas", pregunta difícil de contestar. Las dos o tres que se entrelazan en esta melancólica y ardiente poesía corresponden, digamos, a Marisol y a Marisombra. Marisol es el idilio de la provincia encantada con inmensas estrellas nocturnas y ojos oscuros como el cielo mojado de Temuco. Ella figura con su  alegría  y su vivaz belleza en casi todas las páginas, rodeada por las aguas del puerto y por la media luna sobre las montañas. Marisombra es la estudiante de la capital. Boina  gris, y ojos suavísimos, el constante olor a madresela del errante amor estudiantil, el sosiego físico de los apasionados encuentros en los escondrijos de la urbe."
Confieso que he vivido.  P. Neruda

Poema 15
ME gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

P.Neruda

John Singer Sargent  (acuarela)

¡Oh! el  poema 15.     (Divagaciones)
De "Veinte poemas de amor y una canción deseperada", se podría decir que el poema 15 es el representante de todo el libro, y no porque sea el mejor en calidad literaria, que pudiera ser, -no soy quien para juzgar- si no porque es el más repetido, a veces un poco al tun-tun. Y pasa que alguien diga "me gustas cuando callas porque estás como ausente" y seguidamente otro le conteste; "y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca", más que nada para demostrar que lo conoce, que lo sabe.
Pero leyéndolo pausadamente aunque sea por enésima vez, el poema 15 es verdaderamente bello, a mi siempre me lo pareció, y entonces decidí que era mi preferido. La particularidad de que los distinga con números, provoca que al hablar  del libro yo siempre dijera, !el quince! lo es todo el poema en sí, y sobre todo en los versos finales, es como quitarse un gran peso de encima,  la alegría de que no sea cierto, que no esté muerta, que  sólo está callada. Actitud  preferida por el autor que  la amada sea silenciosa,  y parece previsible que todo lo sublime de su amor se derrumbaría  si a ella se le ocurriera pronunciar una palabra.  
Todo el poema es un homenaje al silencio, expresar los sentimientos  sin decirlos, "y mi voz no te toca" palabras intensas pero leves como caricias al llegar a su destino,  dardos de amor sólo de plumas  que habrá que interpretar a base de  miradas. 
Demasiadas divagaciones para mí, creo que los análisis exhaustivos a los poemas les restan casi toda la magia, y que es mejor dejarse llevar.
Del libro siempre recordaré  lo que me impactó  el quince, aunque el tiempo cambia en parte las ideas. Refiriéndose a este poema una vez  escuché de  forma jocosa,  a este señor le gustaban mudas, y yo asentí. 

Purificación.
(Colaboración para el Club de Lectura de La Acequia, de Pedro Ojeda Escudero.)

Fotos: Internet